Arde Medallo: Luis7Lunes presentó El Armador del Sol
Con un concierto eufórico, Luis confirmó su estatus como uno de los mejores raperos del país.
Todas las fotos son de Juan Bernardo SilvaWartski — @juansi_
Michael Jordan anotando 63 puntos contra los Celtics en los playoffs del 86. Steve Nash repartiendo 23 asistencias contra los Lakers en los playoffs del 2007. Luis7Lunes presentando El Armador del Sol en Medellín en 2019. Todos ejemplos de cómo los mejores se crecen ante la presión, sudando y luchando por la victoria, ganando con la fuerza que resulta de la mezcla entre voluntad y la habilidad.
Xplicit Club, el estadio elegido para esta final, estaba totalmente lleno con más de 300 personas adentro y un calor que hervía la sangre. El sold out anunciado horas antes del show fue la primera victoria de la noche, un indicio de que el viento era favorable. Luego de que el DJ Kario One, un infaltable de las noches del hip hop de Medellín, calentara al público con joyas del género, Vic Deal subió a la tarima a cantar una selección de temas de su álbum De Ego Tripas. Eran las 11 p.m. y Vic, co-protagonista de la noche al haber producido de forma sublime todo El Armador del Sol, supo conectar rápidamente con los cientos de personas que coreaban sus letras cuando inició con “Color Índigo”. Cuando acabó “Dyo Meds” y el grito de “moriré por mis aspiraciones como Diomedes” fue unánime en Xplicit, no pudo menos que exclamar: “¡eso es bonito, hijueputa!”. Pidió bulla para el Russo, el ingeniero que se encargó de que el disco y el show sonaran como camiones.
Siguió “Mystical Shit”, que incluye una de las tantas pruebas de que Vic Deal es el mejor en Colombia al hablar de relaciones y mujeres: “Crece mi fobia por perras del ayer que se las dan de súper novias. Ya me sé esa historia”, gritó con vísceras. Con “Cambio y fuera” Vic le lanzó amor a El Arkeologo/Gambeta, que estaba entre los asistentes con todo Alcolirykoz, conscientes de que era una fecha importante para el rap nacional. Acabó su presentación con “Un minuto es suficiente”, hogar de un inicio contundente como “decirle negro a un negro no es racista: racista es ver a un negro bien vestido y preguntar si es futbolista”.
Kario One volvió a escoger algunos temas supremos para que la energía no bajara, y cuando sonó “Asesino” de Al Divino, Sison Beats entró al estilo karate, simulando disparos en el micrófono. Con algunos temas ya conocidos recordó su estatus como protagonista del rap de Medellín, y con otras canciones inéditas dio una prueba de lo que será su debut como solista, Sison y los que son. En “Producto Interno Bruto” se alineó con OGC y se separó de Young Jeezy, y con “Mussolini” – su colaboración del disco de Sr Pablo – siguió escupiendo códigos y knowledge: “Si Dios se llevó a Dilla quería beats para rapear”. A continuación interpretó “Grupo Niche”, una de las que estarán en su disco, en la que – sobre un beat de El Arkeologo – juró lealtad al hip hop, Su presentación acabó con “33 Hi Top” y “The Gigot” ambas producidas por AvenRec
Entonces llegó la hora del acto principal. “Rezos”, que dio inicio al show de Luis7Lunes, define el fracaso como que el público no mueva el pescuezo; siguiendo esa lógica, todo era un éxito. Desde el primer minuto la energía desbordaba a las almas que saltaban y movían sus brazos con frenesí, fue un inicio brutal. Siguió un clásico como “Perro Juan” y luego “El Armador del Sol”, en el que alinea con Steve Nash, el armador # 13 de los Phoenix Suns, quien también tenía ‘skills and timing’, como se jacta Luis. El compromiso del público con cada rima era notable, como la multitud que ovaciona al crack que no deja de sorprender con cada punto.
“Lola Puñales” – un himno para las mujeres más peligrosas – mostró sus habilidades para contar historias. “Si rapeo me crezco”, advirtió después en “El Empeine de Mahrez”. Maco Maat, inseparable escudero de Luis desde que empezaron a rapear juntos en el colegio y quien se encargó de las vocales durante el show, pidió más pogo entre la gente, pero no parecía posible que la energía subiera más. Hubo bulla para Vic Deal, que controlaba la música, y una confesión de amor por Luis hacia el ron antes de hurgar en la memoria y tocar “Something Special”, una joya de Ruidos en Hamelin.
Era un show soberbio, el marcador se iba abultando, y Luis clavaba cada rima con puntería. Con “Tanque de Oxígeno” presumió de sus conocimientos de medicina y recordó cómo había aprendido a rapear: “es de cantera, no de cartera; la pelota al piso, soy de esa escuela”, y profundizó sobre la analogía deportiva en “Skit Cadillac”: “Odio ese rap que grita, yo asisto sin mirar, y agradezco a la cancha darme ojos en la nuca porque nunca falté al entreno; la constancia separa al mejor de bueno”.
El primer tiempo de Luis acabó y Maco le dio un respiro. El rap se hace mejor con los amigos, y estos dos, además de rimas, comparten una historia de vida. El orgullo de ambos al estar ante una casa llena era notable. Sobre un beat del Gala, Maco escupió “Breviario”, y el despecho dolía pero se dormía con tragos: “Pensé en recuerdos que creí haber superado. En el registro de llamadas, ese número marcado”. “Realismo Sucio” y “Aquelarre”, de su disco Realismo Sucio, fueron otras de las elegidas para la noche.
Luis empezó el segundo tiempo con “Siempre Fue Invierno”, y prohibió levantar la mano. Esta era para mover la cabeza y romper el cuello, confirmando, como dice el tema, que lo hace mejor en directo: “Respiro y se nota, rapeo y se nota, hablo y se nota. Entre ateos, camisetas de fútbol y el deseo de copas”. Al final de la canción, el público no pudo evitar desobedecer la orden y todas las manos estuvieron arriba, mientras Luis sonreía cada vez que apuntaba al público con el micrófono y la gente gritaba para completar la frase. Cuando entró el beat de “Arde Roma”, peligroso y sensual, los asistentes cantaron con el desespero de al que la letra le ha tocado las fibras, del que encuentra en el beat su banda sonora.
Xplicit y Medallo ya ardían. 🔥
“Voladores desde un Cerro” mantuvo la energía a tope, el público rapeó cada línea del verso de Vic Deal con precisión y Luis cerró el tema como Jordan ganando la final con su último tiro en el 98. Y entonces, en el momento más apoteósico de una noche llena de ellos, sonó el beat de “R.A.Y” y el sentido y el orden dejaron de existir como conceptos cuando un pogo feroz se desató. Entre copiosas cantidades de sudor, saltos, codazos y rap, un hombre en el piso luchaba por levantarse y otro dejó que sus gafas fueran pisoteadas para seguir luchando. Mi amiga María del Mar me pidió que no la soltara mientras saltábamos y el kung fu lírico seguía estallando. Maco se cayó y Luis no entró al pogo, fue un momento de locura colectiva hermoso.
Después de “Roger Federer” y “Ni Uno Ni Dos Ni Tres”, de Ruidos — con la que Luis recordó que él, como un festivo, alegra los martes y estampó en el aire su sello de “skills and timing” — llegó la despedida con “Uno y Dos”. Fue un momento para que Luis y Vic pudieran agradecer a la historia de sus familias, a sus sacrificios y enseñanzas. Las gracias se extendieron a la ovación con la que el público reconoció el magnífico show que acababan de presenciar, y con las palabras de Luis y Vic para un público sobresaliente que elevó el concierto para que cumpliera su potencial.
El lanzamiento de El Armador del Sol en Medellín fue una señal clara de que el rap recompensa a los que lo cuidan con amor sin esperar nada a cambio. Luis se confirmó como uno de los mejores raperos de Colombia, cuyos mejores temas seguro están por venir; los beats de Vic Deal, boom bap único en su especie, ambientaron el toque que será, seguro, uno de los mejores del año. La disciplina de Luis — años de esfuerzo entre libros de medicina y sacando tiempo para escribir y rapear cada vez mejor — dio frutos y el trofeo fue conquistado.
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