En búsqueda del paraíso: Manu Beats habla de Manila
Hablé con el productor malagueño sobre su más reciente disco, construido a partir de samples filipinos.
Hablé con el productor malagueño sobre su más reciente disco, construido a partir de samples filipinos.
Isabel Preysler, con su nariz respingada, su boca ligeramente abierta y la mirada hacia el fondo, desprevenida, lleva encima un abrigo de piel y un pañuelo de seda alrededor del cuello. La presentadora de televisión y modelo era lo único que Manu Beats conocía de Filipinas, junto con que el archipiélago había sido colonia española. Por eso, la foto de la socialité nacida en Manila, la capital filipina, resultó perfecta para la portada de Manila, el nuevo álbum del productor español. Solo hizo falta cortar de la foto a su exesposo, el cantante Julio Iglesias, y listo: la atmósfera análoga y setentera encajaba con lo que buscaba para la gráfica de su nuevo proyecto.
Manila (2020), entonces, es el más reciente álbum del productor malagueño Manu Beats. Un trabajo realizado a partir de samples de música filipina. Presentado por Ruanda Records, cuenta con colaboraciones de N-Wise Allah y Sceno. La cara A de Manila representa la parte pobre de un barrio de la ciudad, mientras que la cara B aborda el lado más paradisiaco de la capital filipina. Manu Beats ha contado que, con este disco, quería retratar la historia de un niño del barrio pudiera conocer el paraíso luego de morir: que supiera cómo sería su vida si fuera rico y viviera junto al mar, si se enamorara. Que supiera, también, que eso no sería lo mismo que la felicidad, pues ni el amor ni el dinero llenarían el vacío de la vida: había nacido muerto.
No sobra decir que Manu Beats fue uno de los productores insignia del rap español y en español de la década que pasó. Su trabajo con MDE Click y N-Wise Allah, Foyone, Cheb Ruben, Dano, T&K lo corroboran, pero su trabajo propio también habla solo, un sample melancólico a la vez: Isabel (2015) y Lupin III (2018) prueban los galones del hacedor de beats también conocido como Mr. Floppy. Ese sonido insignia que lo ha formado como un autor con un lenguaje propio está presente en Manila: la forma de cortar samples, el humor de los temas, la sensibilidad para construir atmósferas de neblina y reflexión hacen de este disco más que una simple compilación de beats.
El proceso de Manila empezó a finales de 2018, cuando, haciendo diggin’, Manu Beats se topó con algunos temas filipinos que capturaron su atención. Luego de unos días de adentrarse en la música filipina encontró el sample de “Paraíso, Pt. 1” y también hizo una primera versión del beat de “M.A.N.I.L.A.”. Dejó un rato parado el proyecto, aunque ya contaba con samples para trabajar cuando la inspiración volviera. En marzo de 2019 retomó, una vez Dheformer Galinier grabó un tema sobre uno de esos beats; aunque no quedó en el disco, sí lo motivó de nuevo. Le pasó a Sceno algunos samples para que hiciera un beat, y respondió con “Street Kids”. A partir de ese momento, Manu se obsesionó con el proyecto y, con su ASR10, armó la columna vertebral de Manila en dos semanas. Hasta finales de 2019 estuvo buscando música y pendiente de los últimos detalles del disco. Fue un proceso de profundo desgaste mental para él, lo dio todo: por eso valió la pena.
Hablé con Manu Beats sobre Manila: su proceso, su vínculo con Filipinas, la importancia de la ASR10, cómo recreó la historia que tenía en mente con sonidos y las historias detrás de cada beat.
¿Cómo surgió la idea de Manila?
Manila nació como casi todos los trabajos instrumentales que he ido sacando. Hacer trabajos centrados en una sola cosa para mí es como un juego o reto. Es una manera de mantenerme activo y motivado. Me inspiró esta manera de hacer trabajos de Alchemist y Madlib, tienen varios proyectos así. Hay que hacer un trabajo de diggin’ importante, y a mí eso es lo que más me gusta; quizás más que hacer beats, encontrar samples que me digan algo siempre será un juego para mí. Llevo más de diez años produciendo en mi cuarto, y cada año es más difícil encontrarse inspirado o motivado para seguir haciendo música. Desde 2014 o 2015, con el trabajo instrumental que hice de Isabel, me di cuenta de que de esta manera me sentía libre y muy capaz de hacer más trabajos centrado en una sola cosa. Pasé de depender de si un MC usaba mis beats para ser visible musicalmente a hacer yo mis propios trabajos sin depender de nadie.
¿Por qué Filipinas en particular y no otro lugar?
Por puro azar, básicamente porque el diggin’ así lo quiso. Encontré varias canciones de Filipinas, la música me recordaba al drama que yo he sampleado toda mi vida. Normalmente, ese drama que yo busco lo encontraba en música española o de Latinoamérica, entonces eso me hizo ver la luz y empecé a obsesionarme, a investigar y hacer diggin’ sin parar.
Antes de hacer este trabajo no tenía ninguna relación con Manila ni Filipinas. Nunca he estado allí. Solo conocía a Isabel Preysler, que fue la mujer de Julio Iglesias. Ella es muy famosa en España. También sabía que hubo una época en la que hablaban español porque los españoles habían colonizado ese país hace muchos siglos. Luego también la invadió USA. Es curioso porque, si te fijas los filipinos, casi todos tienen nombre español y hablan inglés y tagalo. Eso me llamó mucho la atención: al final, la influencia de todas esas colonizaciones se nota en su música, sus nombres y el idioma. Algunas palabras del tagalo son de origen español. Toda esa mezcla supongo que les ha dado un nivel cultural importante.
¿Cómo lograste representar las dos caras de Manila? ¿Qué debían tener estos beats para reflejar estas sensaciones?
Otra de las cosas que me inspiró mucho de Filipinas es la pobreza que existe en algunas zonas y la dualidad que hay con esas islas y esas playas paradisíacas. Es como que hay dos mundos. Vi claro que tenía que representar esas dos partes en el trabajo, y de alguna manera así podría dar algo de más diversidad a mis beats. Fue una excusa para disfrutar más haciendo el trabajo.
En la parte pobre pensé en el sonido de New York de mediados de los 90. En mi mente, ese era el sonido perfecto. Es también un sonido que forma parte de mí, así que estaba claro. Luego, en la otra parte necesitaba algo de más luz, menos oscuridad, cosas más bonitas. Se supone que estaba ambientando el paraíso, aunque al final todo acaba volviendo un poco a esa oscuridad y realidad, pero de manera más espiritual: una realidad más profunda que oscura.
¿Cómo haces para trasladar la historia del niño y su exploración a los beats? ¿Cómo es contar una historia sin palabras?
Todo iba surgiendo de manera improvisada, no tenía nada pensado. Estaba realmente inspirado. Fui viendo las cosas poco a poco: la imagen de la portada, las dos caras, cómo tenía que sonar. Creo que la historia salió sobre la parte final, a punto de acabar el trabajo. Es como lo que yo veía, lo que me transmitía cuando escuchaba todo el trabajo, o lo que quería transmitir. Recuerdo que en esa parte del proceso estaba medio en depresión, por eso es tan dura y profunda. En gran parte, se podría decir que ese niño tiene cosas mías. Toda eso es como yo veo la vida, sobre todo cuando estoy muy deprimido.
Para poder contar la historia o que tuviera una relación con lo que suena, me apoyé mucho en samples vocales. El comienzo con el estribillo de “C.R.E.A.M.” creo que es ya una declaración de intenciones. Para las partes en las que no usaba samples vocales me apoyaba en las sensaciones que transmitían los beats. Por ejemplo, todos los “paraísos” transmiten sensaciones bonitas, ambientaban perfectamente la imagen que yo tenía en la mente.
¿Cómo fue el trabajo de diggin’?
Como he dicho anteriormente, es lo que más me gusta de todo: investigar y encontrar ese algo que toque mi alma. Hice todo el trabajo de diggin’ a través de YouTube, Spotify y Discogs. Encontré muchos samples y cuando creía que ya lo había encontrado todo seguía buscando por si me dejaba algo. Cuando no encontraba más, buscaba entre lo que ya tenía buscado por si se me había escapado algo por samplear. Creo que estuve haciendo diggin’ hasta que publiqué el tracklist del disco.
Luego de todo este proceso, ¿cómo definirías o caracterizarías la música filipina?
Creo que la única música que diferencia un país de otro es la de su folklore, justo la que menos me inspira de casi todos los países. Toda la demás creo que es muy parecida a la de todos los países: hay baladas, rock, funk, disco, jazz-funk, bossa nova. Incluso llegué a descubrir algunos grupos de rap, al final todos esos géneros están en todo el mundo, son universales.
Con tu Acid Pro hiciste la mayoría de beats de Manila, ¿no? Y con tu ASR-10 hiciste el beat de “Crisis” y algunos más. ¿Puedes hablarme más de tu relación con el ASR-10 y por qué fue tan importante para ti y para el disco?
El Ensoniq ASR10 es una de las inversiones más importantes que he hecho en mi vida. Algunos de mis productores favoritos lo habían usado: Alchemist, Necro, Stoupe, Evidence, Joey Chavez, RZA.
Llegó un momento en 2013 en que me hacía mucha ilusión tenerlo en mi casa y me gasté todo lo que había conseguido en la música hasta ese momento para comprarlo. Unos 500€ o más me costó.
Para mantenerme inspirado con Manila, lo encendía todos los días durante dos meses y probaba ideas. Me ayudó a mantener la motivación. Lo cierto es que cada vez me da más pereza encenderlo. Con el Acid Pro lo pruebo todo al instante y eso hace que no tenga la necesidad de encenderlo mucho, pero el sonido y la gratificación que te da hacer un banger en el ASR10 es otro rollo.
Tú también te involucraste en la dirección de arte. ¿Cómo fue eso?
Todas las ideas que nacían en mi cabeza las compartía con Sceno, que fue la mano ejecutora de todas. La portada fue de las primeras cosas que vi claras: cuando vi la foto de Julio Iglesias con Isabel Preysler, análoga y setentera, lo vi claro. Solo había que recortarla cuadrada y retocar un poco el color. La cosa se complicó más cuando hicimos la portada para el cassette. Ahí ya había que encontrar un lettering que me gustara, y menos mal que di con uno que me transmitía algo, porque no me convencía ni uno. A la vez, había que hacer la ilustración y animación para YouTube dividiendo el dibujo en dos caras y luego animándolo.
Sceno captó mi idea al instante e hizo un dibujo muy bonito. Mientras estábamos con esto, nació a la vez el disco de Foyone, por lo que tuvimos que acabar todo en los ratos libres que encontrábamos. Estaba yendo permanentemente a su casa casi cada semana para ver cómo iba evolucionando la cosa y sacarlo adelante. Hasta el último día de la salida del disco estuvimos terminando la animación para YouTube.
Has dicho que la canción “Manila” puede ser música para los niños y gente que está en la cárcel de barrotes y la mental. ¿Por qué? ¿Cuál crees que puede ser el efecto de un disco como Manila para la gente que está tras esos barrotes?
Lo que transmitían la música y las barras de N-Wise Allah me inspiró a decir eso. Realmente, cuando escuchaba ese tema en los cascos me imaginaba que, si yo estuviera en una cárcel y escuchara ese tema, viviendo en esa oscuridad, podría ayudarme, hacerme más fuerte mentalmente escuchando esa mierda. Me gusta lo que transmite.
Me gustaría que a la gente que lo escuchara, Manila le ayudase a sentirse mejor en algún momento de su vida, que algún beat o tema les inspirara algo. Creo que es música sincera, supongo que si estás mal o viviendo tiempos oscuros puedes llegar a sentirlo y conectar mejor.
Yendo canción por canción, ¿qué historias o anécdotas o datos puede haber detrás de cada una?
1. “M.A.N.I.L.A”: Fue de los primeros beats que hice. La primera versión era más rápida. Me rayé y unos meses más tarde lo pasé al ASR10 y lo puse en una nota más baja, y me gustó más. Luego le añadí el sample vocal de “C.R.E.A.M.” y ocurrió la magia.
Como anécdota surrealista, el año pasado tuve un problema serio con la pieza dental 36. Supongo que la vida me estaba diciendo algo, y al final Wu-Tang y las 36 Chambers tuvieron mucha importancia para darle sentido al trabajo.
2. “Born Dead”: Cuando hice este beat, en marzo de 2019, estaba tan motivado que hice un directo en Instagram poniendo primero el sample y luego el beat que me había salido en el ASR10. De nuevo usé otro sample vocal que me representaba mucho: “You can’t kill me / I was born dead “ de Big L.
3. “Street Kids”: Este beat es el que hizo Sceno cuando le pasé algunos samples de Filipinas. Cuando lo escuché me sacó de la crisis creativa que estaba atravesando en ese momento y a partir de ahí empecé a inspirarme y a crear mucho.
4. “Crisis”: En principio, me rayaba un poco porque era muy monótono. Era demasiado rap, pero como beat me daba la sensación de que le faltaba algo. Semanas más tardes decidí enviárselo a N-Wise Allah y el resto es historia.
5. “Deep”: Este fue uno de los últimos beats que me salieron, me recordaron un poco a Pete Rock las vibes que transmitía el piano y decidí meter varios samples de Nas y otro de Redman para ambientarlo un poco.
6. “Gotta Die”: Este estuvo a punto de no entrar, la verdad. En el track 6 siempre tuve muchas dudas y problemas con qué meter. No estoy seguro de si hice la mejor elección, tampoco tenía mucho más que me convenciera. Este beat me gustaba lo que transmitía, aunque a la vez no estaba seguro de meterlo. Pero con el sample vocal daba a entender como que iban a matar a alguien y que aquí, junto con el outro posterior, es cuando muere el niño. El outro representa la angustia final del niño hasta su muerte.
7. “R.I.P”: Fue otro de esos beats que hice en marzo de 2019. Me transmitía mucha nostalgia, como tributo a un muerto o algo.
8. “Paraíso (Prelude)”: Se me ocurrió que este pasaje fuera la transición del paso de la cara A a la cara B, el paso de la muerte al paraíso.
9. “Paraíso 1”: Este drumless es uno de los primeros beats que hice en noviembre de 2018. Vi claramente que representaba el paraíso.
10. “Manila On My Mind”: Este es uno de los que hice en marzo de 2019. Me sonaba a banger, pero a la vez fresco, con algo de luz. Decidí meterlo en la cara B.
11. “Paraíso 2”: Este es uno de los más bonitos, uno de mis favoritos de la cara B.
12. “Paraíso FM”: Se me ocurrió emular como si una persona estuviera escuchando una emisora de radio en el paraíso, de ahí que cambie de beat cuando menos te lo esperas. Se me ocurrió esta idea para darle algo de más frescura y que no fuera todo tan lineal.
13. “Realness”: Uno de mis beats favoritos. Se supone que aquí el protagonista se da cuenta de que ni en el paraíso puede encontrar la felicidad, se siente vacío.
14. “Paraíso 3”: Una de mis baladas favoritas. Cuando encontré el sample se me salieron las lágrimas, era perfecto. Se la envié a N-Wise Allah cuando estaba de gira por Latinoamérica porque lo imaginé ahí soltando pureza como en el outro de Casino Chips o “Sandokan”, pero al final no salió.
15. “Manila”: Fue de los últimos que se hicieron. Tenía el boceto del beat hecho desde hace días cuando, viendo la serie de Wu Tang subtitulada, vi a GZA soltar en el tema “7th Chamber” una frase en la que se mencionaba “Manila”. Se me iluminó la bombilla y al día siguiente lo sampleé en ese beat y encajó. Luego a los pocos días se lo pasé a N-Wise Allah y se lo grabó a las pocas semanas. También creo que fue lo que hizo por decantarme por Manila como título del trabajo. Aún no lo tenía claro del todo y todo esto me ayudó a verlo claro. El tema se llama como el primero porque quería que todo volviera al principio.
Escucha acá Manila de Manu Beats: