Kiño sale del fondo en ‘Resiliencia’
Con su nuevo álbum, el rapero de Medellín explora su vida a partir del momento más oscuro de esta.
Con su nuevo álbum, el rapero de Medellín explora su vida a partir del momento más oscuro de esta.
¿Ustedes tienen claro cuál fue el peor año de su vida? ¿Ese año que recuerdan como en el que todo lo que podía salir mal salió mal? ¿El que los hizo desechar su religión o buscar una? ¿Aquel que los hizo buscar bajo su cama por si había un entierro? Para Kiño, ese año fue el 2016. Le robaron todos sus equipos y computadores, terminó con su pareja de entonces, se devolvió a Medellín de Bogotá con el rabo entre las patas e, incluso, consideró acabar con su vida.
Tres años después — a finales de 2019 — el veterano rapero de Medellín, presentó un nuevo disco que nació a partir de la vida y todo lo que aprendió en su peor momento. Lo llamó Resiliencia. Desde que hacía parte de RH Klandestino hasta álbumes como Parchao (2004) (con su secuela Más Parchao! [2015]) y Método de Relajación: The Mixtape (2012) (con su secuela Méto2 de Relajación: The Mixtape [2013]), Kiño ha construido una larga carrera en la música que ha impactado el rap nacional. Sin embargo, habla de Resiliencia con una pasión particular, como un proyecto que cambió su vida.
El disco está compuesto por 13 canciones. Cuenta con producciones de Juan Sinatra, Zeta Zeta (Zof Ziro), Granuja y más; el mismo Kiño se encarga de la producción de la mitad de los temas. En el aspecto de las colaboraciones destacan Qusko y Drazz y La Gra$a. Es emocional: se nota que Kiño tenía mucho por sacarse del pecho. También es reflexivo: parte del disco avanza mientras Kiño aborda procesos anteriores en su vida, anteriores incluso al 2016; desde una perspectiva más madura, parece que por fin logra darle sentido a situaciones del pasado que lo perseguían. En ese aspecto, en Resiliencia da la impresión de que Kiño hace las paces consigo mismo.
Nos encontramos un miércoles por la noche en un restaurante de Carlos E. Restrepo, en Medellín. Cuando llego él ya está ahí, bebiendo de su copa de vino. Yo pido otra y empezamos a hablar. Algo que destaca desde el principio es su alegría por hablar de Resiliencia, una alegría que perdura durante toda nuestra conversación.
Mientras el vino se acababa, Kiño y yo hablamos sobre la historia de su disco, el papel fundamental de Moebiuz en esta parte de su carrera, el recuerdo de su padre y cómo está hoy. A continuación están sus palabras.
Ya han pasado cuatro años desde Más Parchao, tu último disco. Siempre es necesaria esta pregunta: ¿qué ha pasado desde entonces?
Muchas cosas a nivel personal y musical. Cambió mi perspectiva frente a cómo escribir y ver la música. Me tomé tanto tiempo en hacer un nuevo disco porque, afortunadamente, otra de mis pasiones ha sido trabajar en televisión. La actuación siempre había sido un esqueleto en el closet para mí, siempre lo había querido hacer. Se dio más rápido en el aspecto profesional la música desde que comencé y estar en el círculo de la televisión era más difícil para mí. Solo hasta que me llegó la oportunidad de hacer música para televisión empecé a abrir esa puerta; fue gracias a la música que pude incursionar en la TV. Entonces, después de Más Parchao, tuve la oportunidad de hacer un buen papel en TV, en Lady La Vendedora de Rosas y quise tomar mucho esa carrera. Siempre había sido una pasión que acompañaba a la música, entonces cuando llegó la oportunidad la quise aprovechar. Empecé a hacer eso más música para televisión, para esa serie y otras. Entonces estuve consolidando esta otra parte de mi vida artística.
En 2016, más o menos, intento darlo todo por esa carrera e intento irme a vivir a Bogotá. Yo tenía una pareja estable con la cual llevaba muchísimos años; ella también es artista: Mary Hellen. Nos fuimos a vivir a Bogotá a perseguir ese sueño para mi carrera. Ella también tenía mucha vida en Medellín y entre ires y venires yo me quedé allá un tiempo intentándolo y ahí me hicieron el apartamentazo: me robaron todo. Me robaron los computadores: tanto el backup (mi portátil) como el de mesa; en ese momento estaba haciendo dos trabajos musicales y todo se perdió. Todo lo que había hecho durante tantos años se perdió. Fue como si me hubiera meado una bruja, parce. En ese momento a mí me pasa de todo. Empiezo a tener problemas en la relación porque esa crisis no ayuda a que yo tenga el mejor ánimo para alimentarla, quedé destruido. Yo estaba haciendo una gira de Kiño por toda Colombia en ese momento y tuve una infección en la garganta — quedé con una cuerda vocal cicatrizada -; en ese momento, de tanto fumar blones durante toda mi vida, me pasó la factura; comer mal durante toda mi vida me pasó la factura. Se me juntó todo.
Yo toqué fondo. Fue el peor año de mi vida; pero también fue el mejor: yo agradezco mucho ese evento. Mucha gente dirá este güevón está loco, ¿cómo va a agradecer que le haya pasado todo eso? Sí, porque sino quizás no vería la vida como la veo hoy en día. A lo mejor ni siquiera estuviera vivo por cómo estaba llevando mi vida. Yo me levantaba malhumorado, desagradecido, con ganas de nada. No agradecía ni veía todo lo que había logrado en mi vida, porque tenía una meta que no había alcanzado. Me frustraba. Entonces empecé a replantear mi vida: si ya estoy en el fondo, ya qué más voy a hacer. Solo puedo coger pa’ arriba. Me separo, me voy a vivir a donde mi hermana acá en Medellín, me devuelvo con el rabo entre las patas. Mi hermana es como mi segunda mamá, me ha ayudado mucho, y en ese momento me dice no, venga, retome la vida. Yo le hago caso y empiezo a tener otros hábitos alimenticios, a cuidar más la salud y a cambiar la manera de ver la vida y de vivir. Yo desayunaba hamburguesa con papitas y coca cola, no me importaba. Ya hoy hace mucho tiempo que no me como una papa frita ni un frito, no sé qué es eso. Mi mamá me dice y usted, qué, mijo; ya es otro.
Hoy mi comida favorita son los vegetales. Tengo una actitud positiva. Me levanto a agradecer. Me di cuenta de que estaba sano, tenía los dos pies y las dos manos y eso contaba mucho más que un computador con mi trabajo musical. Cierro las redes un tiempo y me dedico a mí, a retomarme como persona. Eso fue un bajonazo que casi me saca de todo. Uno como artista mantiene mucho en la cuerda floja; el artista es muy bipolar en ese sentido. Después de un tiempo salí, conté qué me había pasado y que quería volver a hacer lo que me gustaba. Ahí aparecieron los parceros de Moebiuz: les debo mucho y ellos lo saben, por eso me emociona el tema que tengo con ellos en el disco. Yo estaba en la chanda y ellos hey, mucho respeto. Yo nunca he tenido problema con aceptar cuando los reflectores se mueven hacia otro lugar. Yo sabía que en ese momento esos parceros eran algo muy fuerte en la escena. Para mí fue un honor participar en el proyecto de Rap y Hierbas. Eso me volvió a sacar a flote. Fue un impulso enorme.
Entonces me voy a producir a Estados Unidos y hago por allá unas producciones. Un amigo me regala un portátil. A mí se me partió más el alma y lloré cómo un niño. Me nace la primera canción del disco: “En Busca de la Felicidad”. Luego escribí “Moon Rock” para Rap y Hierbas, pero ya había empezado con el disco. Yo les mostré la letra a los de Moebiuz y me dijeron parce, qué chimba, parecés otra persona. Y yo les dije sí, es que en realidad considero que pienso y veo la vida y la música de forma muy diferente. Y empezaron a volver grandes oportunidades en televisión, voy a Europa y Estados Unidos, recojo dinero y vuelvo armo mi estudio, me cae esto de La Reina del Flow — que tuvo mucha trascendencia para mi carrera a nivel actoral — y sigo haciendo música para televisión. Todo esto me llena de vida y de motivación.
A partir de ahí empieza a crearse Resiliencia, desde ese momento hasta la fecha. Fue un disco que avanzó lentamente, pero mientras lo hacía tenía otra vez esas ganas de no ver la hora de acabar lo que estaba haciendo para irme a hacer música, a rapear. Hace mucho tiempo no sentía eso. Estaba con una energía renovada. Antes era joven y tenía energía y mucho tiempo libre para rapear, entonces ahora valoré mucho, como adulto, cuando había espacio para hacer música. Así fue poco a poco, me tomaba mi tiempo. Fue un disco que hice sin pretensiones, no avisé nada en redes. Mi finalidad era satisfacer mi espíritu, escribir para mí. Los otros discos no es que no me gusten, pero este es el disco más honesto que he hecho. En los otros sabía que había un público que estaba esperándome, a ver qué sacaba. Con este disco solo quería sentirme bien yo. Cuando lo vi terminado y vi una cantidad de tracks, dije esto es un disco. Le puse Resiliencia porque esas canciones muestran mi resiliencia. Lo que no te mata, te hace más fuerte. Esa fue mi motivación. Después de hacer “En Busca de la Felicidad” y “Moon Rock”, quería seguir haciendo música. Me sentía a gusto con lo que estaba haciendo musicalmente, y eso fue más que satisfactorio. No quiere decir que antes no lo sintiera, pero esta vez a la primera persona que necesitaba que le gustara lo que yo hacía era a mí. No pensé en nadie más.
En el disco hablas de tu padre, recuerdas cuando le dijiste que ibas a ser rapero. Sé que él murió. ¿Cómo recuerdas ese momento y su reacción? Sobre todo teniendo en cuenta que también rapeas sobre que te gustaría que él supiera que sigues firme en el rap.
Cuando acabé el colegio, él me dijo que tenía que ir para la universidad. Yo quería ser futbolista y él me dijo futbolista, no; ni se va a quedar vagando. Yo no le había dicho que quería ser rapero. Me metí a estudiar por satisfacerlo a él y para no sacar todavía ese esqueleto del closet que era la música. Me metí a estudiar y no pasó un carajo. Estudiaba Negocios Internacionales. Duré un semestre. Le dije pa, no quiero estudiar esto. Y él me dijo, no, usted se metió en eso; si se quiere salir, gane todas las materias y lo dejo. Él era consecuente, no era un tirano. Y gané todas las materias y le demostré que me salía porque no me gustaba, no porque fuera un vago. Entonces me cambié a comunicación social, me gustaban el cine y la fotografía. De hecho, cuando empecé mi sello K Music, yo empecé haciéndome mis videos, era autosuficiente. Aún así, yo lo que quería era rapear, entonces le dije a mi papá; a él no le cayó muy bien la idea. Me dijo lo que pasa es que usted no hace nada de verdad de corazón. Por eso en otra canción digo eso que me dijo él, que siempre lo recuerdo: si usted quiere hacer algo, hágalo bien hecho, hermano. Pero haga algo bien hecho, de una vez por todas. Futbolista no fuiste; la carrera, tampoco, la otra, tampoco; y, ahora, vas a hacer música y en dos años me vas a decir que ahora quieres ser otra güevonada. Yo cómo te creo, si vos no hacés nada de corazón. En ese momento para mi fue un detonante: yo le voy a demostrar que quiero hacer esto toda la hijueputa vida, que esto no es chimbeando.
Nace RH Klandestino, empieza un boom. Él todavía estaba escéptico pero me veía enfocado en eso. Yo le digo un día –cuando debuta RH en El Ángel de Bello, cuando estalla esa onda musical– que vaya y mire que no es charlando. Él fue y presenció el impacto que tuvimos en el público. Ahí me creyó y dijo ¿sabe qué? Listo. Ahora sí veo que es en serio. Ahí empezó mi carrera musical. Entonces yo hablo de él en esa canción porque él alcanza a ver eso, pero luego lo matan. Después de que él fue asesinado, empiezo yo a cumplir un montón de metas y de sueños, por lo que mi familia está muy orgullosa, pero que él no vio. ¿Qué tal que hubiera visto todo eso? Me imagino que desde arriba está mirando como Marcos, chimba, este güevón sí iba en serio. El escarmiento que él me dio si dio frutos.
Desde entonces, desde tu primer disco con RH, ya han pasado 20 años. ¿A qué te suenan 20 años en el rap?
Solo caigo en cuenta cuando me lo dicen. El día a día no me deja pensar en eso. Ahora sí soy capaz de mirar hacia atrás; no con tormento ni frustración, sino con felicidad de todo lo que se logró a punta de sangre, sudor y lágrimas. Soy capaz de mirar eso y de sonreír y decir qué chimba, si me muero mañana quedó un legado. Muchas personas me dicen muchas gracias por sembrar el terreno. Eso que yo hice ha crecido gracias a otras generaciones y personas, me alegra verlo. De todo corazón, no he sido envidioso con eso. Uno no es monedita de oro pa’ gustarle a todo el mundo, pero yo nunca he tenido una rivalidad en el rap de llevarme en la mala con alguien. Todo punto es válido y al que está tratando de aportar algo yo lo miro sin envidia. Eso que se construyó en ese momento dejó un precedente que sirve para futuras generaciones que van después de uno. Qué chimba que eso se hizo y aportar un grano de arena a ese todo. Y aportaron muchos más de mi generación y muchos más de esta generación. Hoy el rap colombiano tiene una identidad grande, hacer parte de esa sinergia es muy bonito.
En “El Espejo” hablas de que hoy eres el hombre que debiste haber sido antes, porque hasta hoy lograste entender lo que no habías entendido antes. ¿Cómo ha sido ese proceso de encontrarte y consolidar una identidad dentro y fuera de la música?
Como digo en “El Espejo”, yo miro todo lo que he hecho hacia atrás y, si pudiera cambiar algo, no lo haría porque, tal vez, si yo cambiara los errores que cometí entonces no sería la persona que soy hoy en día. Pienso que la persona que soy es gracias a mirar atrás y aprender de mis errores y de todo lo que me ha pasado en la vida para construir esto que soy hoy en día. A mí me parece muy bonito poder ver todo eso que ya hice, cómo la cagué y acerté en distintas oportunidades, y aprender de eso; saber quién soy, poder burlarme de mí y criticarme, así como aceptar las críticas. Me encanta recibir críticas y aprender de ellas; las que pienso que no tienen bases, las ignoro y ya. Tengo toda la disposición de, día a día, ser persona.
Antes no valoraba la vida, era desagradecido. También he tenido momentos de depresión que me han llevado a considerar atentar contra mi vida: eso es ser un desagradecido. Cuando se murió mi papá era kamikaze, caí en una crisis de drogas la hijueputa. Duraba días en la calle y me rescataban. Yo le debo mucho a mi antigua pareja, que le tocó ese momento tan duro después de la muerte de mi padre. Me sacaba de fincas en Santa Elena vuelto mierda. Y lo dije en canciones de Parchao, en la de “Solo Quiero Estar Tranquilo”, que salí de crisis. Tiraba a matarme, probé de todo a ver si me moría y no me morí. Le debo mucho a angelitos como ella, a mi mamá y mi hermana. Le debo mucho a la gente que me entendió, en vez de criticarme, y me sacó de ese hueco tan hijueputa. Y después de eso seguí siendo desagradecido. Entonces mirar hacia atrás hoy y entender eso me hace agradecer.
En el disco también abordas cómo rapear ayuda, pero, a la vez, es doloroso, te expone a esos demonios internos. ¿Cómo vives ese balance?
Lo bonito del arte es eso. Yo tuve pensamientos suicidas, y en vez de suicidarme los volví una canción. Tuve pensamientos muy lindos y también se volvieron una canción. Como artista busco escarbar en todos los pensamientos, por más oscuros que sean: todos son una herramienta para el arte. A veces de lo macabro sale un arte muy chimba. Qué gonorrea decirlo así, pero sí. Con canciones se exorcizan demonios y les agradezco al arte y a la música que me permitan hacerlo.
Volvamos al tema de Moebiuz. Ya habías hecho el tema en Rap y Hierbas y “Contracorriente” con Ziro; Ziro ha hablado de que creció escuchándote y que le emociona ahora hacer música contigo. ¿Cómo se ha consolidado ese vínculo en lo personal y en lo musical?
Para mí es una relación de amistad grande, ellos saben que estoy muy agradecido porque, tal vez, por ellos retomé mi camino en la música. Cuando me los encontré y me dieron ese espaldarazo y me hicieron valorar lo que había hecho. Quizás yo ni lo valoraba, a veces solo hasta que a uno se lo hacen ver de fuera uno logra concientizarse. Parce, es que lo que vos has hecho es una chimba. Yo crecí escuchándote. Qué bacano, máximo respeto. Yo también les dije: Parce, para mí es lo mismo. Es un honor estar haciendo esta canción con ustedes. Máximo respeto. Yo les agradezco el doble. Zof Ziro llega y me cuenta que el primer CD original que compró de Colombia fue Parchao y yo le dije parce, yo te admiro a vos como rapero como un hijueputa. A mí me encanta lo que hace Zof Ziro. Entonces fue un honor cuando me dijo que hiciéramos canciones juntos o que Granuja me invitara al Rap y Hierbas, o que Doble Porción me dijera niño, qué chimba. Cuando hicimos el cypher en Javato Jones también fue muy chimba, que Kase.O reconociera mi trabajo. Uno a veces en las canciones dice hey, ¡créaselas! y por baja autoestima se las deja de creer. Volvérselas a creer es una chimba. Crudo, Granuja, Ziro y Doble Porción saben que están en mi corazón: como artistas y como amigos.
En “Rap Pero” te refieres a la idea de “rap para raperos” y dices que quieres hacer rap que escuche todo el mundo, no solo los raperos. Ahí cuentas una anécdota de cuando conociste a un rapero que admirabas y cómo te decepcionó por cómo buscaba una idea falsa de lo “real”. ¿Cuál es tu crítica frente a la noción de “rap para raperos? ¿Cómo interpretas tú la idea de “real” en el rap?
“’Real’, que palabra tan marica”, como había dicho antes. La gente piensa que ser ‘real’ es demostrar que usted es calle, pero ¡KRS-One es profesor de filosofía en una universidad! Y él viene de la calle, y está bien. Vos no tenés que cantar lo que canta todo el mundo: ahí estás dejando de ser real. Vos tenés que cantar lo que sentís y vivís, con lo que te identificás. Si un artista se identifica con cosas lúgubres y oscuras, otro con la moda, otro con una visión antropológica particular, eso es ser real. La gente aquí a veces tiene una visión errada de qué es ser real.
Lo de que el rap es para todo el mundo y no solo para raperos tiene una historia chistosa. Una vez hablando con el Gambe, el parcero de Alcolirykoz, me decía que se le arrimó un man y le dijo parce, vea, tome este CD que es una chimba porque es solo para rappers. Y que dizque Gambe le contestó y le dijo ¿Sí? ¿Y vos cómo sabés o el CD cómo hace para saber eso? ¿Si lo pone una persona que no es rapera el CD se autodestruye? Gambe es una figura, un bacán. A mí me dio mucha risa y me puse a pensar en que es verdad, o ¿es que está mal si le gusta a otra persona? Hay personas radicales desde mi época que escuchan un grupo y les deja de gustar cuando más gente lo escucha. Ay, este grupo se casposeó, se volvió comercial. ¡Y es el mismo grupo! Solo que le gusta ahora a 200.000 más.
Y el rapero español que escuchaba mucho y venía a tocar. El que lo traía me dijo que me conociera con él, una chimba, porque yo lo admiraba. Y me dijo que él estaba interesado en conocerme pero que quería conocer raperos que fueran calle y reales. Con eso a mí se me salió de la cabeza, al final ni lo conocí, no quise caer. Al final si lo saludo y lo conozco a lo mejor me llevo otra impresión, pero cuando sus condiciones eran que los raperos fueran calle y reales… ah, bueno, listo.
Este disco también comunica la idea de que vas para largo, quieres seguir rapeando firme, lo dices en “Cielo Roto” ¿Cómo sientes tu música hacia esta nueva década que entra?
Mera pregunta, es chimba pensar en eso, me ponés a confrontarme. Yo ahorita me veo como un artista nuevo. Puedo tener 40, pero con este disco yo siento que estoy saliendo. Mucha gente puede ignorar que llevo 20 años haciendo rap, incluso en los medios y las personas que entrevistan. Me pareció una chimba que vos quisieras entrevistarme, yo sigo tu trabajo y tus reseñas. Entonces vengo con humildad a presentar mi disco. Si antes ellos me buscaban, yo sé que hoy no soy la noticia. No espero que me busquen porque soy Kiño.
¿Sigues escuchando harto rap?
Sí. Me gusta mucho hacer ejercicio y me voy trotando o en bicicleta y lo primero que cojo son mis audífonos. Escucho todo lo que sale acá, me encanta la escena nueva: Alcolirykoz, No Rules, Moebiuz, Nanpa Básico, Stan MC, Yoki Barrios, MC Ari, N. Hardem, Lianna, Luis7Lunes, LosPetitFellas, Rap Bang Club… están vendiendo entradas y llenando conciertos, los admiro y los respeto. Me gusta contrastar todo eso con lo que escuchaba antes, paso de escuchar Rap Bang Club a The Chronic de Dr. Dre. Paso de escuchar a Crudo a The Offspring, porque también escucho otras cosas que no son rap. Me parece una chimba el rap que se está haciendo aquí ahora.
De la USA me encanta Russ, de los nuevos. Kendrick Lamar es un genio, Childish Gambino también. Sigo escuchando cosas clásicas como Wu-Tang Clan, que me encanta; Snoop Doggy Dogg también.
Escucha acá Resiliencia, de Kiño: