Oldtape desnuda sus emociones en su álbum instrumental ‘Collage’
El productor venezolano, a lo largo de 12 tracks, construye un paisaje sonoro que le permite contar su historia y emociones, esta vez sin…
El productor venezolano, a lo largo de 12 tracks, construye un paisaje sonoro que le permite contar su historia y emociones, esta vez sin rapeos sobre sus beats.
Barquisimeto is beautiful, afirma una mujer mientras los bajos vibrantes golpean, un sample vocal trae la melodía y un instrumento de viento le da colores alegres a la instrumental. Es “Crepuscular”, del nuevo álbum instrumental del productor venezolano Oldtape, Collage. Como el nombre lo dice, este trabajo es una mezcla de sensaciones y sonidos, de lo que sentía Oldtape viviendo en Barquisimeto y de la nostalgia que ese recuerdo le trae viviendo ahora en Bogotá, desde hace un año y medio.
Collage es el primer álbum de Oldtape, pero el productor de 30 años ya se ha hecho un nombre en la escena del rap latinoamericano. Hace parte de El Dojo, el icónico colectivo venezolano, que en este viernes presentara su álbum. Ha trabajado con Randy Akozta (“Post Data: Besos”), Akapellah (“Algoritmo”), Apache y Canserbero (“Ready”) y Lil Supa (“Hambre”). Ahora está trabajando también en un nuevo álbum de él como productor, que incluirá rapeos de distintos artistas, y también está aportando para lo nuevo de Apache, Jonás Sanche, Rial Guawankó, Lil Supa y el español Elio Toffana. En Colombia, admite, le gustaría trabajar con el bogotano N. Hardem.
Oldtape cuenta que viene de una familia musical. Recuerda a sus tíos muy metidos en la música, a su padre como percusionista de folclor venezolano. Cuando tenía 12 años, por allá a principios de siglo, su amigo le mostró cómo hacer música con Fruity Loops. Él se puso a trabajarle ahí al Fruity Loops y a aprender. Un par de años después, en 2005, fue a Caracas a comprar elementos de graffiti y conoció a Lil Supa, a Canserbero, a KPU y más figuras del rap venezolano. Les entregó su demo con beats, empezaron a hacer temas y no ha mirado atrás desde entonces.
Ahora, con Collage, presenta un ambiente sonoro emocional, con la nostalgia vibrante como emoción principal. Concede que en esto lo inspiró Cookin Soul, de España, pues normalmente los beats de Oldtape son más pesados, oscuros, densos. Pero con Collage tuvo la oportunidad de contar su historia con sus sonidos, y plasmó el momento que está viviendo ahora. También es un homenaje a los sueños, a la importancia de cuidarlos, porque son como los globos que están en la portada: se pueden ir fácilmente si te descuidas.
Para hablar de Collage, de su carrera, de las emociones que transmite el álbum y de la industria de beats en América Latina me encontré con Oldtape en un miércoles lluvioso bogotano. Nos resguardamos en un McDonald’s y mientras comíamos un helado de maracuyá, esta fue nuestra conversación.
¿Cómo surgió la idea de hacer Collage? ¿Cómo fue hacerlo?
En un principio, el proyecto iba a ser un EP breve, unos seis tracks instrumentales, aproximadamente, pero bajo un formato que no había manejado en mis otros proyectos: los tracks estaban sueltos y no en un mix, no una cinta completa de treinta minutos. Luego dije bueno, tengo seis instrumentales, creo que van por este mood — porque quería que tuvieran cierto mood — y se me quedó corto ese EP cuando lo escuché. Yme dije ¿por qué no te haces seis más? Ya venía trabajando eso de proyectos anteriores, e hice unos cuantos tracks más para organizar un álbum como tal.
El tema con el concepto fue complejo: llegar al nombre, a la idea principal de ese conjunto de instrumentales. Considero que en Latinoamérica se está empezando a valorar la idea de escuchar instrumentales sin nadie cantando sobre ellas. A mí me pareció que eso era un collage: es una mezcla de sonidos, sensaciones, emociones, viajes, sentimientos y experiencias; y, sobre todo, como mostré en la portada del álbum, una mezcla de sueños. Por eso los globos en la portada, son frágiles y si no los cuidas se van de tu mano.
¿Y cuál fue el mood que notaste cuando lo estabas haciendo? ¿Cuál es el mood del disco?
Ese mood se paseaba entre la nostalgia, el recuerdo y esa sensación de extrañar algo. Los primeros tracks que hice me recordaban a mi hogar, a mi ciudad, a mi gente. En “Crepuscular” agarré un fragmento de la serie True Detective: en la segunda temporada hicieron unos capítulos en mi ciudad, Barquisimeto. Y la primera vez que se nombró la ciudad en la serie, fue impactante, dijeron que era bonita. Barquisimeto is beautiful. Me pareció interesante tener ese tipo de elementos, sensaciones. Es ese mood de nostalgia, que te puede recordar algo alegre o algo sentimental y que te haga llorar, o incluso inspirarte para la creatividad.
Ahora, evidentemente, no estás en Barquisimeto: estamos hablando en una lluviosa tarde bogotana ¿Cómo ha sido para ti adaptarte a la migración y seguir creando música desde acá? Supongo que parte de la nostalgia también viene de ahí…
Yo vengo de una zona que es todo lo contrario en clima a Bogotá. Barquisimeto está más cerca al nivel del mar y la playa, por lo general la gente es más cálida, la particularidad de la gente de la costa. En Bogotá me toca enfrentar, primero, la realidad de ser migrante y, segundo, interactuar con una ciudad que en estilo de vida es muy diferente a la mía. Mi ciudad es un poco más tranquila, es pequeña y no hay tanto caos de metrópolis. Todas esas cosas de alguna forma también me han servido para hacer mi nuevo catálogo de producciones, que tienen ese mood. Incluso, Collage tiene una parte de ese mood, porque parte de lo que hice ya fue acá en Colombia. Llegué hace un año y medio. Collage tiene una parte de mi nostalgia de Venezuela, pero también un nuevo presente en una nueva ciudad, una nueva realidad. Entonces Collage es todo, incluso en estilos de música. Hay una pista que fue como un experimento: tiene su sample “tradicional”, por así decirlo, y tiene una caja de trap. Hay boom bap muy marcado, así a lo mal hecho. Hay un abanico en lo musical y en general, una mezcla de esas sensaciones que he vivido en Venezuela, Colombia y otros países que he conocido. La palabra “collage” tardó en llegar a mi cabeza, pero es acertada, es una mezcla de técnicas, una fusión…
Y, por ejemplo, hablando de técnicas ¿Qué técnicas usaste para Collage? ¿Cómo lo hiciste?
Trabajé con el programa Ableton Live al final, y los primeros los hice con Reason. Ableton Live me da ciertas libertades, es el que más me gusta de todos los programas con los que he trabajado. Estoy totalmente enganchado. Utilizo un MPK mini, utilizo el controlador y voy o sampleando o armando baterías. A veces en el caso de los arreglos puedo hacerlos dibujados en el programa o tocados. Pero el álbum no tiene grabaciones de otros instrumentos ni arreglos de otras personas. Todo está compuesto por técnica de composición digital. Hay un 70% de sampleos y el resto son arreglos dibujados o cosas que fueron saliendo. Por lo general, en todas las instrumentales que hago hay líneas como la del bajo que tienen que ser dibujadas o interpretadas a tu forma, y eso es parte importante de lo que va a ser el track como tal. Algunos adornos siempre son importantes. También conté con la ayuda de un amigo que hizo unos scratches. Yo quería que uno de los tracks tuviera scratches, porque en Venezuela no venimos de esa herencia, había muy pocos DJs y eso se ha perdido un poco.
Me habías hablado antes de que este disco también apunta a aportar a la industria de beats en América Latina, que todavía está en proceso de consolidación ¿Cuál es tu lectura de esa industria? ¿Cómo sientes que este trabajo existe ahí?
Me tocó hacer una investigación hace un tiempo sobre estas playlists o estas plataformas que pueden estar ayudando o no al surgimiento de este subgénero del hip hop, la instrumental. En otras regiones como Europa y Estados Unidos hay unos números muy altos de reproducciones. Cookin Soul vive prácticamente de hacer este tipo de contenido, es un artista. En Latinoamérica es un trabajo nuevo que se está haciendo. No de un año para acá, tiene ya un rato. Y me di cuenta en la investigación de que por países hay ciertas personas que tienen más reconocimiento que otros.
En el caso de Colombia, Crudo Means Raw tiene un disco instrumental en físico, y a mí parecer es una joya; aparte de él como rapero, saber que tiene su trabajo instrumental en la calle muestra que en Colombia está más valorado. Vi el catálogo de El Arkeólogo, de AvenRec, de la gente de Sello Indio — que en sus trabajos incluyen la parte instrumental, lo que me parece increíble –. En Chile, México y Argentina también hay bastante catálogo. Pero en Venezuela casi no hay catálogos en plataformas. Eso me motivó a hacer más: quiero que Collage sea una referencia para cualquier otra persona que esté buscando referentes venezolanos o latinoamericanos; y, por otro lado, quiero que se abran puertas a través de nuestra música para otras plataformas: música instrumental para bandas sonoras de cine, audiovisuales, comerciales. Es algo que se puede ir manejando de la mano, el tema artístico y a nivel de negocio, para que uno como productor pueda compensar un poco lo que por otro lado no podemos lograr, o que ha sido más difícil. La industria para nosotros no está abierta como la gente piensa: hay que estar en constante negociaciones.
¿Y cómo crees que se puede abrir esa parte del negocio para productores y beatmakers?
A la conclusión que llegué es que todo está muy amañado. Todos conocemos la típica historia de dos amigos que han crecido juntos, escuchando música, compartiendo influencias; hay uno que le gusta más hacer música y a otro rapear. El rapero se vuelve famoso. Hay una cierta retroalimentación a nivel de cuando lo haces al inicio es una afición, una actividad extra, y sin darte cuenta te vuelves un profesional.
Y si vienes haciendo cosas sin tanto profesionalismo y luego quieres ser profesional, te vas a encontrar con muchas personas que te van a decir tu trabajo no vale esto o no me parece que te merezcas esto. Hay algo de injusticia por ese lado. Pero está en cada uno que se quiera profesionalizar en el área de la producción. El beatmaking llega hasta un punto, pero qué pasa cuando tienes que hacer la mezcla y la masterización, cuando te involucras en el proceso del fonograma: ahí cambia todo, tu trabajo se triplica y se multiplica. Parece mentira, pero ahí es cuando a uno no le dan el valor que tienen las cosas. Es un trabajo que se tiene que luchar. En Latinoamérica no es la única actividad mal pagada o retribuida, es un trabajo de cultura latinoamericana que hay que hacer. Comparado con 10 años atrás, estamos un poco mejor, pero ha sido difícil esa reivindicación.
Cuando entrevisté a Marco Polo me dijo que sus beats se distinguían por las baterías y, por ejemplo, hay elementos distintivos en los beats de J Dilla y Pete Rock ¿Qué hay en los beats de Oldtape que los distingan de otros?
Al principio yo pensé que la batería era algo importante, y eso se mantuvo por un tiempo. Pero me he dado cuenta de que es el tema de las texturas. Texturizar las cosas: desde la batería hasta el conjunto total del track. Por eso me gusta mucho el tema del diseño sonoro, diseñar el sonido para crear ciertas emociones. Si de repente la persona está cantando de algo de suspenso, que está en una ciudad, si le logras meter por el fondo algún elemento que te recuerde a ese clima que se vive en la ciudad, hace una conexión especial. Mi trabajo ahora creo que se distingue por las texturas, por texturizar la música.
En el caso del rap, una textura puede ser cuando suena el vinilo, esa textura del vinilo, venga del sample o sea simulado. Ese es un referente. Hay texturas que suenan a vintage, a retro, como el casete. Si estamos hablando de la naturaleza, pues que venga una brisa y sientas que está pasando por el audífono. Eso es texturizar.
Entonces las texturas sirven para contextualizar y situar al oyente en un momento de escucha particular, ¿no?
Sí, total. Todos hemos visto películas en las que el sonido está manipulado y nos da miedo, risa, suspenso, en gran parte, por los sonidos, que son también texturas o ambientes. Entonces yo, como vengo de cortar muchas cosas del cine — tengo un catálogo completo de 400 samples de películas y documentales de muchas épocas del cine venezolano, Venezuelan Sound — , entonces al ver estas películas y extraer estos elementos me di cuenta de la importancia del sonido. A veces un silencio también hace que aparezca una sensación. No siempre hay que estar colocando cosas, sino a veces quitando, para que suene.
Escucha acá Collage, de Oldtape.